miércoles, diciembre 21, 2005

Mutabilidad esencial y ser humano.

Se acerca el término del año MMV de la era cristiana según el calendario gregoriano, y considero que es un buen momento para dar cierre a las reflexiones que he formulado y publicado sobre la mutabilidad esencial, y en específico, con la introducción a los nuevos planteamientos que irán tomando forma en MMVI, referidos a disquisiciones antropológicas y talvez éticas, y ya que mencioné en el pasado que la mutabilidad esencial llegaría a formar parte en mi cabeza de reflexiones antropológicas, tengo la oportunidad, tras ya bastante tiempo desde lo dicho, de finalmente publicar las conclusiones necesarias –si bien jamás suficientes– sobre uno de los temas que poco a poco me ha ido llamando la atención, la esencia del ser humano.
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Mutabilidad esencial
Recapitulando, las esencias o seres esenciales son por naturaleza inmutables, empero debido a ciertas circunstancias que hemos catalogado como principios esenciales y medios, que constituyen lo que llamamos ser circunstancial, los seres esenciales logran mutar. Así mismo describimos el proceso de manera que pudiéramos visualizarlo, representando a los seres esenciales como rectas invariables en su trayectoria y al medio como curvas y ondulaciones, que al toparse, esencias con medio, sufrían las primeras quiebres o cambios de posición. Se propone releer de todos modos “Mutabilidad esencial, ser circunstancial”.
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Ser humano
Ahora bien, ¿cómo puede llegar a aplicarse este esquema tan abstracto al ser humano? La respuesta se halla en identificar al ser humano con las variables que participan de la mutabilidad esencial, que como dijimos son el ser esencial –representado en un principio y en un fin esencial–, el ser circunstancial y el ser mutable o medio, cabiendo preguntarnos ahora cuál parte del ser humano corresponde a cada una. Es fácil colegir cuál es el medio que muta constantemente en el ser humano, su cuerpo viviente determinado por condiciones orgánicas, que asiduamente se está transformando en su química interna y su interrelación con un medio de características y dimensiones superiores llamado medioambiente, pues el medio es parte de un sistema de medios, vale decir, de interacciones físico–químicas y biológicas llamadas también realidades tangibles, que de por sí son realidades complejísimas. Ahora bien, el problema que nos ocupa es a nivel esencial, y una buena manera de enterarnos cuál es la esencia del ser humano es preguntándonos qué parte de éste permanecería invariable si le despojáramos de las realidades tangibles, dificil responderlo, sin embargo, ¿qué parte del ser humano, considerando su integridad compleja y completa, es intangible? La respuesta es por ahora una sola: la mente.
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La mente, si bien está determinada por las condiciones nacidas de las realidades tangibles, es sin duda alguna intangible e impredecible, y si bien no cumple con el perfil del ser esencial que buscábamos, pues muta, posee las propiedades de un ser circunstancial, a saber: existe entre un principio y un fin, y muta mientras existe el medio o ser mutable llamado cuerpo. He aquí otro punto, bajo la óptica de la mutabilidad esencial no se puede separar la mente del cuerpo porque el ser circunstancial no admite una dualidad identificable, luego como ser circunstancial, la mente, es sólo el punto de intersección de la secante esencial aún no identificada con la curva medial cuerpo.
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Además de que podemos afirmar que el ser humano, que se identifica a sí mismo como un sujeto inherente a una mente determinada, es circunstancial, su cuerpo es ser mutable y seguirá mutando independiente de su ser esencial, tras la muerte. Y si la mutabilidad esencial es correcta, dicho ser esencial también será independiente del medio que requiere para mutar y por tanto seguirá existiendo una vez aquél haya dejado de servir a su fin. Por otro lado, si aquella esencia se topa con un nuevo medio, puede darse un nuevo ser circunstancial y nuevas mutaciones. En síntesis, el ser humano es ser circunstancial, formado por la unión inseparable de su ser esencial con su medio orgánico llamado cuerpo, y puede una vez vuelto a ser ser esencial, ser un nuevo ser humano conforme se encuentre con un nuevo cuerpo y sea por ello un nuevo ser circunstancial; como también y debido a los quiebres de su recta esencial, pueda ser un ser circunstancial diferente de un ser humano, o no ser nuevamente un ser circunstancial, quedando sólo en su estado de ser esencial, invariable y perfecto.

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